Una actuación de gran envergadura situada en la confluencia de una zona de alto valor medioambiental y paisajístico y un área urbanizada con escasa cantidad y calidad de servicios, requiere una estrategia a nivel territorial.
El punto de partida es un entorno pre-urbanizado, en el que en su día existió un importante complejo industrial-residencial que el paso de los años y el desuso han ido arruinando hasta casi hacerlo desaparecer, pero del que perduran elementos físicos y (sobre todo) sentimentales que deben ser tenidos en cuenta a la hora de intervenir. En el mismo espacio de tiempo, y en sentido inverso, el impresionante entorno natural que lo rodea ha ido revalorizándose hasta convertirse en un referente medioambiental.
Ante esta situación, el proyecto decide dar la razón al tiempo, priorizando el aspecto natural frente a otros, al apostar por una reorganización del ámbito lo más sensible y naturalizada posible dentro de los requerimientos del exigente programa funcional impuesto, de manera que se convierta en elemento de transición entre lo urbano y lo intensamente natural.
Con estas premisas, la intervención pretende convertir el ámbito en un espacio “naturalizado”, representado por un gran pinar autóctono que cubre la práctica totalidad de su superficie y que auspicia bajo su manto de copas (gracias a la gran altura de los árboles) el conjunto de instalaciones y edificaciones que componen la actuación, buscando en todo momento que éstas interfieran en la menor medida posible en aquél.