El indudable valor natural y paisajístico del enclave, la tajante horizontalidad del nivel del agua y de la topografía modificada, los colores, los distintos lugares de observación del conjunto…, todo ello define la idea de proyecto.
Esta idea, que es una, varía según el punto de vista del observador frente al edificio. Desde el exterior se pretende crear un recinto cerrado, capaz de albergar los usos que definen su programa funcional, a través de un cerramiento enérgico y contundente que no debe ser agresivo con el lugar que lo acoge (integración en el paisaje). Desde el interior se pretende que el recinto, a través de su cerramiento que ahora se desdibuja, se abra completamente al exterior para disfrutar del espectacular entorno que lo rodea (integración del paisaje).
Si se proyecta un contenedor que mimetiza la topografía horizontal del enclave a través de su configuración geométrica y el diseño de su cerramiento, se usan colores predominantes en el entorno para su integración en él, y se dota al edificio de “invisibilidad interior” gracias a paredes transparentes revestidas por una membrana de lamas que no rompen el campo visual, casi casi se consigue materializar la idea…